Adiós biberones (pachitas), adiós bebe #Blogtober dia 19

La pequeña dejo el chupón/ pepe al año, estaba tan chiquita que no costo mucho que lo dejara.  El pañal a los dos, aquí les compartí como lo logramos con mucho amor, paciencia y éxito.  Pero a los tres y medio seguía pidiendo su biberón / pachita al despertar y para ir a dormir.

Nos encontramos con mis papás en un viaje a Costa Rica, y en uno de los trayectos largos en carretera, cuando la pequeña tomaba su biberón para una siesta, mi mamá le hizo el comentario que dentro de pronto debería dejarlo porque ya era «niña grande».  Lloro con tanto sentimiento que pensé que nunca se lo podría quitar.  Era lo último que le quedaba de bebe y en verdad no quería que el dejarlo fuera algo triste para ella.

Aunque ya era momento de dejarlo, no se me había ocurrido como le íbamos a hacer, y la forma en que lo dejo fue totalmente sin planearlo, nos funcionó tan bien que la comparto por si andan en lo mismo.

En el colegio de la pequeña organizaron una colecta para los niños de una casa hogar (casa cuna).  Cuando la llevaba al colegio una mañana, le explique sobre la colecta, le conté que había bebitos que no tenían mamita ni papito que les compraran cosas como su comidita, ropita y bibis/ pachitas, y  le pregunte que le parecía la idea de darles a ellos sus bibis/ pachitas.  Así sus bibis/ pachitas que tanto quería serian para bebitos que las iban a necesitar y también las iban a querer mucho.  Se bajó en la escuela, y yo  regrese a casa pensando que quizás no había entendido lo que le dije, porque ella solo conoce su realidad, de vivir con sus papás, y quizás el concepto o la idea de que hay niños que no los tienen, era algo que ella no podría comprender todavia.  Muchas veces no valoramos la capacidad que tienen los niños por pensar que son «muy pequeños para entender».  Como en este caso donde no solo minimice su capacidad de comprensión, también, su gran nivel de empatía.

Esa noche cuando estábamos por dormirnos mi esposo me comento que la pequeña le había contado que hay bebes que no tienen mami ni papi, que necesitaban pachitas y que ella le iba a regalar las suyas.  Entendió perfecto todo lo que le dije! y tuvo una sorprendente y admirable reacción a ello.

Le festejamos mucho su decisión, le hicimos saber lo orgullosos que nos hacía sentir y juntas pusimos todos sus bibis/pachitas en una bolsa.  Salió al colegio muy orgullosa llevando su bolsón lleno.  Me preocupaba que no lo las quisiera dejar a última hora, o de que se fuera a arrepentir de haberlas dejado, pero como las dio muy decidida, nunca más las volvió a pedir.

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Adiós bibis/ pachitas, adiós a lo último que nos quedaba de bebe, ahora ya es toda una niña grande.

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