Soy yo, la mamá de la bebe que lloró durante el vuelo

Soy yo, la mamá de la bebe que lloró durante casi todo el vuelo, si aquella señora que volteaban a ver con ojos de pistola, a quien me decían con la mirada “mala madre atienda a su hija”.  Les voy a contar, no como explicación, porque no debo ninguna, mi hija aún es bebe y eso es lo que los bebes hacen, llorar cuando tienen algún malestar.  Lo que les voy a contar es algo que espero que le ayude a otras mamás que tengan planeado volar con bebes y también como compensación para aquellos pasajeros que se molestaron con su llanto, esperando que estos consejitos les ayude cuando tengan hijos, porque seguramente aún no tiene, pues de tenerlos hubieran comprendió sin ser tan prejuiciosos.

Este es el tercer vuelo para mi pequeña, la primera vez fue a los dos meses, lo que me preocupaba aquella ocasión era que cuando tenía hambre lo hacía saber con un gran llanto, así que me preparé para que al notar los primeros síntomas de hambre, tener lista su lechita.  Me ayudó mucho que nunca la acostumbré a tomar la leche caliente, siempre fue a temperatura ambiente.  Eso hizo todo mucho más práctico.  Fue una excelente pasajera.

Su segundo viaje fue a los diez meses, aquí me preocupaba que no fuera a quedarse quieta durante el vuelo porque ya sabía gatear, pero con una buena dotación de juguetes logré distraerla y una vez más fue una gran viajera que se ganó a los demás pasajeros a quien les decía bye bye al bajar del avión.

En esta ocasión, a su año dos meses, aunque ya me había demostrado que no valía la pena que me preocupara, el hecho de que ya sabía caminar y sería un viaje de dos vuelos, con una escala de seis horas, un viaje de 12 horas en total, me preocupaba un poco, pero me preparé lo mejor que pude:

Para el primer vuelo, dejé que se cansara en la sala de espera, caminó por todas partes explorando cada rincón del lugar, se subió y bajó de las sillas y socializó con su compañero de al lado, quien la entretuvo jugando avioncito con su piecito y otros juegos, sin que la pequeña tuviera la más mínima idea de que se trataba de un famoso personaje de la política nacional.

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La pequeña con su nuevo amigo Cuauhtémoc Cárdenas

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Jugar en la sala de espera para dormir en el vuelo ¡perfecto!

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Llevar una buena dotación de apps para bebes es una gran herramienta que da mucho tiempo de distracción. 

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También es buena idea llevar una variedad de snaks

En un día de viaje el único itinerario importante es el de los vuelos, el del niño no tanto, no está en su casita con sus cosas a las que está acostumbrado, así que no es recomendable seguir un estricto horario, si quiere comer que coma.  Con mayor razón lo que tome, volar deshidrata así que si quiere tomar más biberones con jugo o agua de lo que acostumbra mejor.  Y si los toma al despegue o al aterrizaje ayuda a que no le duelan los oídos.

Escalas

Si se tiene que esperar varias horas de escala hay que ir bien preparados

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Supuestamente la carreola es para la bebe, pero el verdadero uso es para retacarlo de tooodas las cosas necesarias para ella.  Yo aprovecho todo los compartimentos que tiene, y hasta le añadí un gran gancho para poder colgar cómodamente la pañalera.

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Libros de cuentos, para colorear, juguetes pequeños que no sean ruidosos para que también se pueda usar durante el vuelo, son alguna de las cositas que le puedes llevar para distracción

En una espaciosa esquina no muy transitada, armamos nuestra área de juegos.   Después de entretenernos allí un buen tiempo al comenzar a notarla desesperada, levanté todo,  la subí a la carriola y nos entretuvimos paseando y entrando a todas las tienditas. Ese es otro buen rato de entretenimiento, hasta que nuevamente comienza a desesperarse, momento para la siguiente actividad, soltarla a que camine.  Para esto es muy recomendable un buen arnés, pues como tú estás con todas las cosas, la criatura no sale disparada, sino que explora dentro de tu misma circunferencia.

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Y después de caminar un buen rato comenzamos nuevamente, armar zona de juegos, paseo en carriola, caminar, así hasta llegar la hora de abordar.

Pero por más preparada que vallas, un viaje tan largo es agotador, pesado para un adulto y con mayor razón para un bebe.  En el segundo vuelo le di jugo al abordar y se quedó dormida antes del despegue, durmió una media hora, después se despertó irritada, en esta ocasión nada funcionó, ni el ipad lleno de apps, ni los snacks, ni el juguito nada, todo empeoró cuando comenzamos a descender, en ese vuelo se sintió más de lo normal la despresurización, la pequeña se agarraba sus oídos y lloraba con notable dolor.  En esos momentos recordé lo que me dijo mi esposo, un gran consejo que me ayudó mucho porque sabe lo nerviosa que soy, “se que harás todo lo posible para que la niña no llore durante el vuelo, pero si llora, no te preocupes, solo es una bebe”.  Lo que no podía evitar era sentir gran tristeza al ver que mi pequeña sentía dolor, es muy frustrante, dan ganas de ponerte a llorar junto con ella, y encima de eso tienes la mirada de descontento de algunos pasajeros.  Pero afortunadamente cuando se acaba el vuelo se acaba el llanto.  Bajamos y vemos en la sala de espera a mis padres, los abuelitos y a pesar del agotamiento físico y emocional me digo al verlos «todo valió la pena”

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