Cuando veo a la pequeña acercarse a la imagen de la Virgencita de Guadalupe que tiene en su cuarto para darle un beso, sin que yo se lo haya enseñado, simplemente porque le nace hacerlo, me recuerda él porque soy guadalupana.
Soy guadalupana, no solamente porque coy católica, ni porque soy mexicana. Soy guadalupana no por imposición, sino por decisión de mi corazón. Lo soy por la sensación indescriptible que siento cuando voy a visitarla a su basílica, y al pasar delante de Ella, su dulcísima mirada me conmueve hasta las lágrimas. Soy guadalupana porque sé que escucha mis plegarias, y por el inmenso consuelo que encuentro cada vez que recurro a Ella.
Me alegra que el gran amor que transmite tan bella y dulce imagen, también comience a sentirlo la pequeña, quien le demuestra amor de regreso cada vez que le da un beso.
Un comentario sobre “Soy Guadalupana”