Seguramente toda mamá con niños chiquitos hemos pasado la pena de una situación similar, escuchar la dulce voz de tu angelito decir “mamá ¡mira! Ese señor va a tener bebe!” señalando muy emocionado al señor panzón que está frente a ti en la fila del banco o “mami mira una bruja” apuntando a la señora mayor que está escogiendo verduras junto a tí en el mercado. Sientes que la sangre te hierve, quieres salir corriendo y no volvértelos a encontrar nunca!
Pero así son los niños, lo dicen sin maldad alguna, porque no saben que debemos ser prudentes, el problema es cuando el niño sobrepasa los 30 años y sigue con los siguientes comentarios:
¿Para cúando el hermanito? Quien pregunta esto seguramente no conoce bien a quien le hace la pregunta, porque de conocerla supieras el motivo por el cual no han tenido otro hijo. A veces se debe a que la pareja así lo decidió, y eso es algo muy íntimo que le concierne solo a ellos. En algunos casos es porque no han podido. Querer tener un hijo y no conseguirlo es algo doloroso, ahora te imaginas tener que contestar esa pregunta cuando la respuesta es: porque no hemos podido. En mi caso, he tenido dos perdidas, quienes me conocen lo saben, quienes no me conocen, no tengo porque darle explicaciones.
¿Tienen cinco hijos?! Qué no tienen tele! Igual de molesto que resulta a quien tiene un solo hijo la pregunta del hermanito, para quien tiene más de tres hijos es el escuchar “Qué no tienen tele?”. Cuando se tiene más de un hijo el amor no se divide, se multiplica, así que no importa que tengas uno, o seis, a cada uno se le quiere inmensamente. Por eso molesta tanto el que se cuestione su existencia, insinuando que fue un error o consecuencia del aburrimiento.
¡Ay que gordito! (o resaltar cualquier otro rasgo físico obvio) Hace algunos años fui a visitar a una amiga que había tenido bebe, durante la visita llego su tía a conocer también al niño, lo primero que dijo cuándo lo vio fue “ay que morenito!” en un tono juzgón. Se notó en la cara de la mamá que el comentario le había dolido, no por especificar su tono de piel, que es igual al de su familia, fue la forma en que se lo dijo lo que la hizo sentir mal. Fue un momento muy incómodo. Hay características físicas del niño que son obvias y no hay razón por que decirlas, o si se van a mencionar hay que cuidar la forma en comó se dice. No seamos como las elefantas que criticaron a Dumbo al verlo orejonsito.
¡Es idéntica al padre! Tú solo serviste de incubadora Esta frase parece broma, pero es verídica, a mí me lo han dicho varias veces. No me molesta para nada que me digan que es idéntica a su papá, lo es! Cuando era novia de mi esposo soñaba con algún día tener un mini él, así que mi niña es un sueño hecho realidad, es idéntica a su papá y me encanta. Lo molesto es cuando enfatizan y exageran, “es idéntica a él! No tiene nada, nadita tuyo” hey! Soy su madre, algo mío tiene que tener, además quien dice esos comentarios casi siempre es alguien que conoció a mi esposo de pequeño, pero no a mí, así que no sabe que también se parece un poco a mi cuando yo era bebe. Pero la parte que más me impacta de la frase es “tú solo serviste de incubadora” no está bien decirle a alguien que solo sirvió de maquinaria, punto.
Seamos prudentes, no podremos evitar que otros no lo sean, pero si podemos evitar hacer pasar a otros un mal rato con comentarios imprudentes.
Al escribir esto recordé algo que escribí hace muuuuchos años en el libro “Soy Feliz Soy Soltera”:
Seamos felices, hagamos felices a los demás!
Un comentario sobre “¿Para cuándo el hermanito? La prudencia: una gran virtud #Blogtober día 12”