Mi casa es de varios desniveles, hemos decidido que en lugar de llenarla de rejillas, mejor le enseñaríamos a nuestra hija a subir y bajar los escalones. Y aunque todavía no se suelta a caminar sola, ya sube y baja con gran agilidad las escaleras; claro siempre voy detrás asegurándome de atraparla en caso de que caiga. Me parece un hecho tan normal que no le había dado importancia, hasta que alguien que me encontré en un cumpleaños me preguntó: ¿Cómo es posible que no hayan puesto rejitas en las escaleras de tu casa? No creí que fuera algo de lo que la gente estuviera enterada y mucho menos preocupada. Pero en este rollo de la maternidad, muy comúnmente, si no sigues el mismo estilo, guía o forma de crianza de otros padres serás motivo de críticas. Por ejemplo, si una madre le dio solo un par de meses, o ni siquiera le pudo dar pecho a su bebe, es cuestionada y criticada, sin saber que el motivo pudo haber sido simplemente que no le bajó la leche, aunque la madre hubiera intentado tomar tés y agua como camello, masaje en los pechos, baños con agua caliente, etc. sin lograr su anhelado sueño de poder amamantar a su hijo. Algunas mamás que no trabajan tachan de egoístas a las que lo hacen, y bueno, la lista de críticas es tan extensa que hasta en E.U han hecho una campaña con el nombre de “stop the mommy wars” con la intención de acabar con esto, haciendo conciencia de la importancia de aceptar las diferencias que cada quien tiene para la educación y crianza de sus hijos.
Pero bueno, lo que diga la demás gente de mí como mamá está fuera de mis manos, sin que yo pueda hacer algo al respecto. Lo que si puedo hacer es ponerle un alto a mi mayor crítica: Yo misma. Sé que mi hija es mi prioridad número uno y no cuestiono mi gran amor por ella en lo absoluto. Pero algunas veces siento como si en lugar de conciencia, tuviera un gran gnomo sentado en mi hombro y cada vez que cometo algún error (que en mi nivel amateur es muy seguido) me grita al oído “mala madre”.
Entre las cinco palabras que sabe decir Sofía “pan” es una de las que más dice. Si comemos frente a ella empieza “pan, pan, pan” pidiendo que le compartamos. Confieso que me comí una barra de chocolate entera con la cabeza escondida adentro de la despensa para que no me viera, pero como siempre está cerca, me descubrió y me pidió con su carita de ternura “pan, pan, pan” ¿Qué hago? La criatura todavía no ha probado el chocolate “mala madre” me digo a mi misma mientras le doy un pedazo de manzana y yo termino de saborear el chocolate que tengo en la boca.
Está en la etapa donde no puedo dejar de verla ni un momento, no sabe de peligros y apenas comienza a aprender a equilibrarse, es una constante amenaza de caída; aunque esté cocinando de reojo la tengo bien checada, y al final del día cuando ya mi nivel de energía está en la última rayita, si me siento en el sofá junto a ella, y me entretengo un momento leyendo algún chiste que llega por whatsapp, antes de terminarlo se escucha el llanto, ha caído de sentón “mala madre” pienso mientras la sobo intentando consolarla.
El viernes, por primera vez desde que somos padres, mi esposo y yo nos vamos de viaje solos ¡estoy emocionadísima! Pero al ver a mi pequeña, nuevamente el gnomo sentado en mi hombro me grita al oído “mala madre”. A pesar de saber que es un descanso necesario, algo bueno para nosotros como pareja, no puedo deshacerme de ese sentimiento de culpa, por alegrarme por ir solos.
Estoy consciente que no debo de ser tan dura conmigo, que debo de ver todo el panorama completo y no fijarme solamente en los errores que cometo, pero no es fácil. Por suerte anoche que estaba leyendo algunos blogs, encontré uno donde hablaba de “ el club de malamadres”, al sentirme tan identificada con el título, entré a su página clubdemalasmadres fue una delicia sumergirme en esas líneas llenas de humor escrita por otras madres que en lugar de destruirse unas a otras, han hecho todo lo contrario a las “mommy wars” escribiendo artículos con los cuales animan y apoyan a otras mamás, como a mí, pues al leerlas pude darme cuenta que no estoy sola, que no soy la única que intenta ser la mejor madre que pueda ser pero que tiene fallas y limitaciones, de las cuales lo mejor es reír y aprender de ellas.
PD: Nos despedimos de la bebe, tomamos el vuelo, hojeo la revista del avión y me sorprendí al encontrarme con esto: