Ser mamá es un trabajo “extraño”, porque a diferencia de los trabajos donde se está en nómina, en este no existe una descripción del puesto, donde se especifica exactamente lo que tenemos que hacer, y quizás por eso a veces no nos damos cuenta de todo lo que hacemos. En los trabajos con horario de oficina, al terminar el día regresas a casa con un sentimiento de satisfacción por los logros obtenidos; pero cuando no se tiene un horario ni tareas específicas que cumplir, al final del día podemos llegar a preguntarnos ¿qué hice hoy todo el día? y si lo que se hizo fueron muchas tareas pequeñas que calificamos como ordinarias, podemos llegar a sentir que no hicimos gran cosa.
Hoy hace una año publique mi primera entrada en el blog, recuerdo que uno de los motivos que me llevo a tomar la decisión de empezarlo, fue precisamente esa sensación de que no estaba haciendo mucho solo siendo mamá.
En este año aprendí que no necesito de un adjetivo antes de la palabra mamá para sentirme realizada, el ser mamá es suficiente, lo demás: bloguera, pastelera, tarjetera, o lo que sea, solo lo complementan. Ir al súper, preparar comidas, la lonchera, llevar y recoger a la pequeña del colegio, ir a la papelería por lo que le pidieron de tarea para mañana, estar al pendiente que no le pase nada y cuando le pase, estar allí para curar la herida con una curita y un beso, todo esto pudieran parecer cosas ordinarias, intrascendentes, pero la repetición diaria de estos actos, dan como resultado algo extraordinario. Porque te das cuenta que no solo vas al super y cocinas, sino que nutres sanamente a tu familia. Que al despertar, preparar y llevar al colegio cada mañana, estas forjando una persona responsable para el futuro. Y lo más importante, es algo que hacemos con tanta naturalidad que nos pasa desapercibido, y es lo que mayor impacto le causa a nuestros pequeños, el AMOR que les damos cada día. Según estudios realizados por el Departamento de Psiquiatría, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington (Si quieres leer el estudio completo has click aquí) El amor tiene un gran impacto en el desarrollo cerebral del bebe.
Según los neurólogos que realizaron este estudio, el único motivo por el cual existe tanta diferencia en el tamaño de estos cerebros es la manera que fueron tratados por sus madres. En el de la izquierda es de un niño amado, que se le atendieron sus necesidades, el de la derecha es el de un niño totalmente descuidado.
Hoy festejo este espacio que es para todas aquellas educadoras, nutriólogas, desarrolladoras cerebrales! Porque hace un año publique la primera entrada del blog “Soy feliz, soy mama”, durante este año publique otras 68 entradas donde compartí una infinidad de emociones y sentimientos, comprobando que las alegrías compartidas se multiplican, y las tristezas se dividen.
Me divierte leer las estadísticas donde no solo puedo ver el número de personas que me han leído, sino también en dónde. Es una sensación muy especial ver hasta dónde llegan tus palabras. ¡Hoy alguien me leyó en Camboya! Le cuento emocionada a mi esposo antes de dormir.
Por lo mismo pensaba que solo me leían personas en lugares “lejanos” por eso cuando revele la noticia que venia bebe #2 en camino, le dije a mi esposo, que es mucho mas reservado que yo, no te preocupes no lo leerá nadie que tu conozcas ¡error! No dejaron de llegarle llamadas y mensajes de felicitación toda esa tarde. Le preocupaba dar la noticia demasiado temprano, tenia razón. Ayer nos enteramos que lamentablemente lo perdimos.
Por eso quiero agradecerle a mi esposo el apoyo que me ha dado con este proyecto que me sirve tanto de catarsis, donde abiertamente les cuento de las más grandes alegrías, y las mas profundas tristezas que me ha dado la maternidad.
Quiero agradecer también a quien me convirtió en mamá y quien es mi inspiración para escribir cada uno de las notas.
Y a ti, quien me lees y me motivas con tus likes y comentarios. Gracias!!!